Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), más de 100 millones de personas en Europa se exponen cada día a unos niveles de ruido seriamente perjudiciales para su salud auditiva. Esta cifra supone que uno de cada cinco europeos sufre diariamente la contaminación acústica. Así, el ruido se ha convertido en el segundo factor de estrés ambiental más dañino de Europa, después de la polución atmosférica.
Tan solo en España, cada año la contaminación acústica provoca más de 1.000 muertes prematuras y 4.000 hospitalizaciones; unos datos que ponen de manifiesto la importancia de controlar el entorno acústico, especialmente entre aquellos segmentos de la población más vulnerables como las personas mayores, las mujeres embarazadas, las personas con menos recursos y con enfermedades previas… pero también entre los jóvenes. De hecho, en su informe World Report on Hearing, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que más de mil millones de jóvenes están en riesgo de padecer pérdida auditiva debido a unos niveles de ruido demasiado elevados, situación que hace del cuidado del entorno sonoro un factor imprescindible para salvaguardar nuestra capacidad auditiva.